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Una respuesta sencilla, pero elaborada. Sufrimos por la manera en que pensamos y en cómo vivimos nuestros propios sentimientos. Esa es la versión corta, pero para quien quiera leer la versión elaborada viene el siguiente artículo:
Primero, creo que estaría en orden definir qué es el sufrimiento, lo que nos llevaría también a definir de pasada qué es el dolor. El sufrimiento es “dolor” psicológico. El sufrimiento es prolongado y, más que nada, es percibido y después sentido. De hecho, tiene un orden. Sin ahondar demasiado en los procesos psicológicos que los psicólogos nos hemos dedicado a estudiar desde los tiempos de Wundt, pasando por Piaget hasta nuestros días, debemos saber que existe un proceso llamado psicológico llamado percepción, otro que se llama atención y otro que llamamos pensamiento y lenguaje. Elaboro un poco sobre de ellos para llegar a nuestra explicación del sufrimiento y el dolor.
La percepción es un proceso psicológico que recoge toda la información que nuestros sentidos proveen. Vista, tacto, olfato, todos nuestros sentidos son sensores que tratan de interpretar lo que sucede en nuestro ambiente. La percepción básicamente trata de integrar toda esa información y darle a nuestro cerebro algo más comprensible. Una vez que esta información se integra mediante la percepción, procedemos a ponerle atención. La atención es el proceso psicológico que permite concentrarnos. La concentración no es nada más que la atención sostenida con el tiempo. La atención permite concatenar los recursos de nuestra mente despierta en un solo objeto. Lamentablemente, nuestros procesos psicológicos distan de ser perfectos. Tanto nuestra percepción como nuestra atención son sujetos de fallos y de problemáticas.
Cuando tenemos un trastorno psicológico, podemos observar fácilmente que estos dos procesos se pueden y se vuelven problemáticos. Explicaré sobre de estos problemas un poco más adelante. Definiendo ahora el pensamiento y el lenguaje. Desde el punto de vista de la teoría de los marcos referenciales, realmente no hay mucha distinción entre lo que es el pensamiento y el lenguaje, aunque hay otros autores que sí defienden esta separación. A nivel biológico, podemos observar cómo el procesamiento del lenguaje incluso tiene un área bastante definida en nuestro cerebro, tanto para producir como comprender el lenguaje. Estas son las áreas de Broca y Wernicke, de las cuáles no ahondaré, pero baste decir que están bastante identificadas. ¿Entonces, qué es el pensamiento y qué es el lenguaje? El pensamiento es la forma en la que la mente interpreta y da explicación a los eventos que vivimos (o percibimos).
El lenguaje es la función mediante la cuál estructuramos nuestro pensamiento y con la cual también nos comunicamos.
Parece raro, pues, ya que cualquiera podría pensar que la función principal del lenguaje es la comunicación, pero al menos en los seres humanos parece más bien secundaria. Les dejo un pequeño esquema para representar el proceso por el cuál pasamos a la hora de vivir y sufrir.
“Si estás sufriendo por algo externo, no es aquella cosa externa la que te perturba, sino tu propio juicio acerca de ello. Y está en tu poder cambiar dicho juicio”.
Marco Aurelio, citado por Beck, A. T., 1976. Cognitive Therapy & Emotional Disorders. New York: International University Press.
¿Qué nos enseña la terapia cognitivo conductual? Básicamente que, el sufrimiento está en nuestra manera de juzgar las cosas, no en las cosas en sí mismo. No solamente es una cita que queda ad hoc para esta entrada de blog, sino que es la explicación en sí misma de cómo los procesos psicológicos descritos anteriormente se vuelven problemáticos.
Por experiencias, aprendizajes, valores, vamos poco a poco llenando el contenido de nuestra mente con ciertas expectativas, reglas, actitudes, que componen a lo que denominamos pensamientos automáticos. Los pensamientos automáticos son ideas, imágenes que aparecen en nuestra mente que nos ayudan a interpretar las cosas que nos suceden. Lamentablemente, estas ideas no están bajo nuestro control y así como pueden ayudarnos a resolver algunas situaciones, en ocasiones se vuelven el problema en sí. No es muy difícil creer esto. ¿Quién no ha sentido por ejemplo tantos nervios para un examen del cuál sí estudiaron pero que piensan que van a reprobar? Aunque tengamos el conocimiento, básicamente nuestro pensamiento nos provoca ansiedad. Ansiedad que es la peor enemiga del rendimiento cognitivo.
Hablemos, ahora, un poco acerca del lenguaje. El lenguaje, como bien había mencionado anteriormente, es una herramienta tanto de cómo el ser humano codifica su pensamiento como para cómo se podrá comunicar. ¿Pero por qué es importante este código? Porque resulta ser que, somos especialistas en este código simbólico, que nos ayuda a producir un fenómeno que, hasta ahora, solamente hemos observado que los humanos tengan; la capacidad de proyectarse hacia el pasado y hacia el futuro. El ser humano puede desligarse del presente y recordar sucesos en el pasado, y mediante una red referencial, también puede llegar a predecir, con bastante éxito aparte, el futuro. Pensemos en un ejemplo muy sencillo:
"En el pasado, comprendí que soy un tipo nervioso y me cuesta hablar con las mujeres. Pero resulta que también puedo ser un tipo gracioso si llevo encima un par de copas. Por lo tanto, si soy gracioso con unas copas encima, es posible que mi éxito aumente con las mujeres una vez que tome."
Estos pensamientos, codificados en una red relacional del tipo, si, entonces… es muy fácil de apreciar. Vemos pues, cómo el lenguaje no es sencillamente para comunicarnos, sino que también es la forma en la que la mente trata de romper las barreras de lo inmediato y busca soluciones tanto en experiencias pasadas como en el futuro.
Pero hay un error garrafal. Si esta persona tiene éxito con las mujeres, ¿qué le impedirá pensar que, básicamente, para tener éxito en todo, familia, relaciones, trabajo, necesita alcohol? La solución, claro está, se vuelve en un nuevo y más complicado problema.
Entonces, no sabiendo manejar nuestro pensamiento y aparte, fusionándolo con nuestro lenguaje, se nos ocurre que podemos crear estrategias para manejar tanto situaciones externas como situaciones internas. Por ejemplo, lidiar con nuestro propio dolor. Ahí es cuando empezamos a sufrir. Cuando tomamos estas estrategias de resolución de problemas, las juntamos con nuestros juicios en los que demandamos ciertas cosas de nosotros mismos, del mundo, los demás y finalmente acabamos por no obtenerlo. Tanta estrategia, tanto proceso, para acabar de todas maneras sintiéndonos mal. Sentirnos mal porque, en principio, juzgamos y utilizamos nuestro lenguaje para entrar en el mundo de la predicción y sobre todo de la evitación de nuestro dolor.
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