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¿Cómo trabajar desde casa?



Tiene ya unos 5 años que llevo trabajando desde casa. El movimiento (poner mi consultorio en mi casa), tanto lógico como económico, me permitió experimentar lo que literalmente es tener tu espacio de trabajo a tan solo unos metros. Y ha sido una experiencia bastante grata, salvo algunos detalles claro.

Debo decir que, casi desde el principio (cuando me gradué de la carrera) aprendí a trabajar por mi cuenta, aunque sí que tuve algunos empleos antes de “emprender” como psicólogo por mi cuenta. Vi que algunos de mis compañeros se asociaron, emprendiendo con microempresas de psicología y siendo honesto en un principio me sentí abrumado, pero con el paso del tiempo y con la experiencia de la vida real, me di cuenta de que no sólo era posible vivir como independiente, sino que aparte se podía vivir bien. Escuché muchos comentarios negativos acerca de dedicarse exclusivamente a la consulta, muchas ideas que puse a prueba en ese entonces, pero me di cuenta de que la mayoría eran más que nada miedos. “Cada uno habla como le va en la feria.” dice el dicho.

En un principio, tenía un consultorio compartido, que poco a poco fue ganando “tracción”, poco a poco ganando nuevas recomendaciones y clientes. Así duré aproximadamente 2 años, hasta que cambié de compañeros de consultorio y hasta que ya no me daba para más la agenda. Por fin renté un consultorio para mí solo, quedándome como el único responsable. Así por lo menos estuve unos dos o tres años hasta que me di cuenta de que muchísimo dinero se iba en renta. Y aún vivía con mis padres. Ya no era sostenible esa situación. ¿Cuál era el siguiente paso lógico (y económico) pues independizarme y rentar por mi cuenta? Y así llevamos desde finales de 2015.

Ahora, hay muchas cosas que puedo compartirles como trabajador “independiente” trabajando “desde casa” que he descubierto también gracias a mi formación como psicólogo. Con el reciente brote de covid-19, he visto que mucha (mucha más gente de lo que me esperaba en un principio) ha tenido que cambiar a hacer “home office” ya sea por gusto propio o porque la misma empresa se los ha solicitado. Es por lo que he pensado en compartir algunos puntos que he aprendido en mi experiencia trabajando desde casa.

  • La importancia de un sistema. Si no contamos con un sistema para organizarnos, lo más probable es que no seamos productivos. Sentiremos que estamos de vacaciones y que la vida va y viene. Explico: cuál es la condición de muchas personas que trabajan para una empresa. Obligatoriamente tienen un sistema que se va haciendo hábito a través de la repetición. Sean los checadores, sean las juntas, son actividades/acciones/rutinas repetitivas que los enganchan en el trabajo. La bondad de trabajar desde casa es que nosotros podemos establecer estas rutinas y poder trabajar a nuestro gusto. La desventaja es que no tenemos a nadie que nos esté vigilando, lo que puede hacer que nuestro sistema no funcione. Debo ser honesto, sí se requiere de cierta fuerza de voluntad para seguir el sistema. Yo personalmente llevo organizándome con Google calendar desde que se inventó. Es una forma sencilla de poder anotar las citas de mis pacientes. Para proyectos más complicados, utilizo una sencilla hoja de Word en la que pongo las listas pendientes (como por ejemplo para mis videos en YouTube en donde tengo planeados como lista cuáles serán los siguientes videos de los cuales necesito escribir y grabar. El sistema no debe ser complicado ni absorberte. Si te tomas más tiempo en organizarte que en trabajar, tu sistema no está funcionando muy bien y probablemente solo estés procrastinando.

  • El miedo es el primer obstáculo para vencer. Aunque tengas un buen sistema y tengas las mejores intenciones, si el miedo te domina es muy probable que vayas a tener bloqueos, procrastines y hasta uno que otro dolor de cabeza aparezcan. El miedo puede presentarse de muchas formas, como estrés, ansiedad, dolores físicos. Mientras no seas consciente de tus miedos y te pongas a confrontarlos, no avanzarás mucho. Es por ello que te recomiendo ver algunos de mis videos relacionados al estrés y la ansiedad, así como los recursos sobre mindfulness que he subido también a mi canal de YouTube.

  • Definir horarios. Cuando comencé a dar terapia y por mi inexperiencia, decidí (arbitrariamente por supuesto) que podía dar consulta casi a cualquier hora, cualquier día. Entonces los años pasaron y me di cuenta de que dar consulta a las 10:00 p.m. no sólo no era redituable, sino que mi capacidad mental a esa hora ya estaba totalmente obliterada. Ahora tengo claro cuáles son los horarios que me permiten tener estabilidad mental, social y física. Comienzo mi día a las 8 am, tengo mis actividades (ejercicio, desayuno, aseo) y hasta las 10:00 am comienzo a dar consulta. De ahí hasta las 12:00, máximo hasta la 1:00 pm. Y si es que el paciente que requiera ese horario de verdad lo amerita. De ahí retomo actividades a las 5:00 pm y termino mi última consulta a las 7:00 pm. ¿Cómo llegué a ese sistema? Experiencia, experimentación y una buena dosis de auto compasión. Y mis pacientes no se han quejado a la fecha. Claro está, toma este punto como mejor te convenga, pero sí debo insistir sobre dos puntos. Tus horarios deben permitirte tener estabilidad física, mental y social.

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