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No resistí a la tentación de escribir un artículo por los acontecimientos de los que recientemente hemos sido testigos: Compras de pánico.
Pero, un fenómeno en particular me ha llamado la atención; compras de pánico de papel higiénico. Iban varias veces que me hacía la pregunta a mí mismo “¿Por qué? Definitivamente no entiendo”. Después recordé que se supone que soy especialista en conducta y cognición humana y, aunque no puedo dar una respuesta definitiva (pocas veces podemos cuando se trata de analizar el comportamiento humano) por lo menos un análisis sí puedo hacer. Este análisis viene de la mano de lo que conocemos como la teoría de marcos relacionales. Una muy breve explicación de esta teoría del comportamiento (y por tanto lenguaje) del ser humano, nos dice que una de las principales capacidades que tiene el ser humano es la de generar relaciones entre objetos, símbolos, sonidos, sensaciones y acciones. Así pues, desde niños aprendemos a generar todo tipo de relaciones mediante nuestro lenguaje simbólico. Por ejemplo, si en este mismo momento yo escribo la palabra gato, lo que seguramente viene a la mente del lector, no es otra cosa que una evocación mental, a través del lenguaje simbólico, del animal. En ocasiones, puede haber una red de relaciones, como por ejemplo la palabra gatoseguida de la evocación mental y, casi al mismo tiempo incluso, puede venir la relación arañazo o alergia que inmediatamente podrían evocar de alguna manera en la experiencia presente de una persona las sensaciones o recuerdos de sensaciones al ser arañado o los ojos hinchados provocados por la alergia que han sufrido cuando están cerca de estos animales. Así pues, quiero dejar claro que estas correlaciones no son lineales, y podemos hacerlas tanto del punto a al punto b como a otro hipotético punto c, pero que c, por correspondencia, puede después ligarse hacia a o incluso a otra relación en la mente que sea totalmente arbitraria, gracias a un fenómeno psicológico llamado generalización. Cosa que llevamos observando básicamente desde que se hizo el primer experimento conductual por John B. Watson, en el que demostró cómo se podía infundir en un niño una fobia de manera experimental. Watson, al hacer este polémico experimento (que hoy en día sería considerado totalmente ilegal y muy poco ético) notó que el niño al que le había provocado la fobia experimental (le indujeron un miedo hacia una rata blanca al introducirla junto con un sonido estruendoso) después no solo le tenía miedo a la rata, sino a cualquier cosa que pareciera peluda y blanca, como lo barba de uno de los asistentes del experimento.
Todo esto es un preludio para ayudar a comprender este pequeño análisis. ¿Qué tipo de asociación se da en la gente que busca comprar el papel de baño, mientras que realmente no tiene una explicación racional?
Justificaciones hay muchas, que he encontrado a lo largo de estos días; como trabajarán en casa, necesitan la doble cantidad de papel higiénico. Otra ocasión escuché que decían que no estaban aseguradas las líneas de suministro. Algunas otras dicen que es más sano limpiarse las manos con papel higiénico que con las toallas de manos. Todas estas explicaciones son, claro, válidas desde el punto de vista de quien compra el papel higiénico por montones. Pero no di la introducción solamente para marear al lector.
Todas las asociaciones que nuestra mente crea, como humanos, nos ayuda a generar planes o estrategias para poder salir adelante en nuestro medio ambiente. La planificación, racionamiento, distribución, etc., son cualidades únicas de los seres humanos. Sin embargo, cuando estas asociaciones se vuelven en nuestra contra, porque las utilizamos para situaciones que no pueden utilizarse, como por ejemplo tratar de lidiar con nuestros propios pensamientos, emociones o conductas disfuncionales, usualmente nos provocan más problemas o en el problema en sí.
Así que, ¿qué es lo que la gente en sí busca cuando compra de papel higiénico de manera desmedida? Pues, creo, que la respuesta es bastante evidente: No ser infectados, no vivir más el temor a ser víctimas del covid-19, a tener la tranquilidad de que, en casa tengo 200 rollos de papel y ya con eso seguramente no me voy a infectar…
Suena absurdo, ¿no es así? Pues sí, nuestras asociaciones son totalmente arbitrarias. No tienen nada que ver con el mundo real. Si fueran lógicas, empíricas y consistentes con nuestro mundo interno, básicamente los psicólogos no tendríamos trabajo. Planificar, tener una estrategia, analizar el pasado; todas son maneras en que el ser humano ha logrado tanto… pero por más que lo intente aplicar a su mundo interno, a la subjetividad, a las sensaciones físicas y reacciones emocionales, no va a lograr controlar lo que es en esencia incontrolable. El miedo, hay que vivirlo, dejarlo ser y acostumbrarnos, porque la fortaleza emocional no deviene de planear cómo no vivirlo, sino de experimentarlo y darnos cuenta de cuándo corremos un peligro real y cuando es uno que solamente es percibido.
Si quieren evitar ser contagiados hay que seguir los protocolos que las autoridades de salud recomiendan. Están comprobadas y se han generado para evitar que el esparcimiento sea mayor. Y aún así, aunque no las siguieran al pie de la letra, la posibilidad real de contagio es bastante menor de lo que realmente creemos y la posibilidad de morir, aún más remota.