Hace poco me hicieron esta observación. En todos los artículos publicados en este blog, menciono siempre que soy terapeuta cognitivo conductual y psicólogo clínico, pero realmente ¿Qué es la terapia cognitivo conductual? En este artículo vamos a dar respuesta (breve) a esta interrogante.
Para fines didácticos, dividiremos este artículo en tres. En esta ocasión, analizaremos la primera y segunda generación de terapias cognitivo conductuales.
Para empezar, debemos hablar en plural. No hay una única terapia cognitivo conductual, sino una serie de estilos terapéuticos entrelazados por la investigación científica. Este último punto es muy importante. La investigación en psicología básica es la fuente de todo tipo de terapias de orientación cognitivo conductual. Esto quiere decir que las investigaciones en psicología social, psicología conductual, psicología cognitiva, psicología infantil y un largo etcétera, aportarán datos que eventualmente se les dará un uso o aplicación clínica. Este tratamiento clínico se despierta en base a lo que se aprende en la ciencia “madre” y lo llevamos a probar primero con voluntarios en estudios controlados y luego con los pacientes en el consultorio o en alguna otra institución. Volviendo a que no hay una terapia cognitivo conductual única entonces, debemos comprender que todas tienen una base científica, pero hacen hincapié en una u otra cuestión clínica. Dejemos esto por un momento que descanse en nuestra mente para contarlo de una manera más didáctica, la cuál considero yo es mucho más rica y nos lleva a la historia misma de la terapia.
Podemos considerar a las terapias de orientación cognitivo conductual en por lo menos tres generaciones.
La primera generación está más representada por las aportaciones conductistas de Watson, Skinner y, ya como propiamente una terapia, Joseph Wolpe. Nos dejaron estos psicólogos conceptos, técnicas y teorías sumamente valiosas para la aplicación clínica. Incluso hoy en día. Los psicólogos conductistas se enfocaron en la conducta observable, medible. Lo que hoy en día llamamos análisis funcional de la conducta, ellos lo inventaron. Tenemos que comprender, bajo este tipo de terapia, por qué los pacientes mantienen hábitos y conductas disfuncionales que les provocan daño. En mi práctica, puedo decir que casi el más del 60% del avance de los pacientes depende en una gran proporción de que sigan las recomendaciones conductuales que dejamos. Tenemos todo tipo de técnicas conductuales que aplicamos dados los análisis que realizamos junto con nuestros pacientes.
La segunda generación está representada por Aaron Beck y Albert Ellis. Ambos trabajaron en dos tipos de terapias que son reconocidas como terapias cognitivo-conductuales. Aaron Beck por su parte se centró un poco más en lo que se conoce como distorsiones cognitivas (al menos al principio de sus investigaciones). Beck consideró que una de las principales fuentes de la disfunción y el sufrimiento del paciente se encontraba tanto en el contenido de su pensamiento como en los fallos de razonamiento. Las distorsiones cognitivas son errores en el proceso de interpretar las situaciones que vivimos. Estos errores no son conscientes, y llevan a las personas a no manejar adecuadamente sus problemas y, eventualmente a generar problemáticas más difíciles de manejar, como la depresión y la ansiedad. También consideró que, precisamente, los trastornos depresivos y de ansiedad causaban un incremento en las distorsiones cognitivas, por lo que, si se corregían, probablemente el paciente tendría una mejoría considerable. Por su parte, Albert Ellis se centró mucho más en el contenido de los pensamientos en lugar de los errores de proceso. Albert Ellis acuñó lo que conocemos como “Creencias Irracionales”. Las creencias irracionales son el contenido de nuestra mente. Estas creencias irracionales son aprendidas, inflexibles, falsas y dogmáticas (o seas, que no se pueden cuestionar). Ellis propuso que mantener estas creencias era la causa de los síntomas de los pacientes. Por ejemplo, según Ellis, una persona con ansiedad muy probablemente tuviera la misma debido a sus creencias irracionales acerca de la muerte, la enfermedad o su desempeño. Entonces, Ellis diseñó técnicas para tratar de hacer conscientes estas creencias irracionales y desafiarlas. Para identificarlas creó el sistema de registro ABC en que los pacientes creaban un diario con las situaciones críticas, los pensamientos que venían sobre esas situaciones y sus reacciones emotivas, conductuales y físicas. Para desafiar las creencias irracionales Ellis creó una serie de intervenciones basadas en el análisis empírico (evidencias en contra de nuestras creencias) o en el debate lógico o funcional.
Estos tipos de terapia poco a poco fueron estableciéndose en base a evidencia con el trabajo con pacientes hasta convertirse en formas establecidas de terapia.
A diferencia de otros tipos de terapias, desde el inicio las terapias cognitivo-conductuales estuvieron muy influenciadas por la investigación científica más que en los hallazgos cualitativos o publicaciones sensacionales como en el caso de la literatura (y hago hincapié en esa palabra) psicoanalítica.
Honestamente, las terapias cognitivo conductuales han tomado ideas de todo tipo de investigaciones y fuentes, que incluso van más allá de la propia psicología, como mostraremos en la segunda parte de este artículo, pero siempre se enmarcan dentro de la teoría del aprendizaje y la psicología cognitiva.
Vemos entonces que la terapia cognitivo conductual es un conjunto de teorías, métodos y técnicas que tratan al ser humano desde una perspectiva multidimensional que intentan comprender y modificar los problemas psicológicos que generen problemas en la vida de los pacientes a través de las herramientas clínicas pertinentes.
Ahora, y es una recomendación personal. Todo lo que escribí son simplemente palabras. La terapia cognitivo conductual realmente se experimenta en carne propia, con un terapeuta real. Todo lo que podemos escribir es apenas una aproximación de cómo es llevar una sesión de terapia, donde se crea un vínculo con el terapeuta, se expresan con confianza y empatía los secretos y problemas que más nos aquejan desde la infancia. En esa experiencia es donde encontraremos realmente la terapia de esta orientación, por lo que los invito a experimentarlo en persona. Sin más por esta ocasión y prometiéndoles la siguiente parte próximamente, los dejo por el día de hoy.
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