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¿Qué son los pensamientos obsesivos?


Rechazo a los pensamientos
Pensamientos Obsesivos


Los pensamientos obsesivos son ideas que, en algún momento, empezaron a crecer en nuestra mente hasta convertirse en una fuente de estrés y ansiedad. Tienen la característica de que es sumamente difícil de poder controlar y a menudo los pacientes que sufren de este problema recurren a diversas estrategias mentales y conductuales para deshacerse de ellos. Lamentablemente, cuando tratamos de deshacernos de los pensamientos es precisamente cuando más aparecen nuevamente en la mente, provocando así las respuestas de estrés por las que los pacientes acuden a consulta. Comúnmente, estas estrategias son catalogadas como conductas estereotipadas o como rituales, a la vez de que los procesos psicológicos de atención y percepción se ven alterados debido a que estos se vuelven hipervigilantes.

Ahora, todo eso suena muy técnico, pero vamos a explicar paso a paso a qué nos referimos de la manera más sencilla posible:

El pensamiento obsesivo es una idea recurrente que no se va fácilmente de nuestra mente.

Cuando nos damos cuenta que no podemos deshacernos de esa idea, nos provoca malestar emocional. Usualmente ansiedad.

El malestar emocional nos lleva a intentar controlar nuestro pensamiento y usualmente se nos ocurren dos maneras que empeoran mucho la situación.

Tratar de suprimir los pensamientos. Sería como decirnos “No pienses en eso” “Si piensas en eso algo malo va a pasar”.

Hacer algo para que desaparezca el pensamiento. Hay tres conductas que usualmente terminamos por descubrir que “ayudan” pero que en realidad empeoran muchísimo el problema. Estas conductas son:

Monitorear: Estar checando cualquier cosa que me de miedo, para según esto estar preparados para cuando llegue el pensamiento que nos da miedo que se cumpla. Por ejemplo, uno de mis pacientes tenía un miedo recurrente a estar infectado con VIH, por lo que usualmente se hacía pruebas de sangre para ver si no estaba infectado. Su pensamiento constante de temor lo llevaba a checar sus estudios y observarse también su estado físico.

Controlar: Básicamente sería tratar de cambiar cualquier aspecto del entorno para sentirnos más seguros. Es muy común que lleguen ideas como “Si no haces esto, le va a pasar algo a tu familia” La conducta puede ser muy variada, por ejemplo, cerrar las llaves del gas un montón de veces seguidas para “asegurarse” que estén bien cerradas. Recuerdo una paciente con este problema que tenía miedo de haber, accidentalmente, atropellado a alguna persona mientras manejaba, por lo que daba vueltas y vueltas repetidamente para calmarse y “comprobar” que en efecto no había atropellado a alguien. Recuerdo otra paciente que nunca dejaba en casa sus medicamentos, porque tenía la idea obsesiva de que algo le podía suceder si no los llevaba, entonces “por seguridad” los llevaba siempre con ella y aunque no los tomara, ni le necesitara tomarlos, siempre los llevaba consigo.

Evitar: Cuando evitamos, básicamente tratarmos de no tener la consecuencia de los pensamientos obsesivos. Si por ejemplo, nuestra obsesión gira en torno a estar enfermos, tomamos medidas precautorias innecesarias y exageradas para no caer enfermos. En algunas ocasiones puede ser temor a ser infectados, por lo que no tocamos nada que pensemos que puede estar infectado con alguna bacteria, aunque tengamos evidencia de que no pasa nada y otras personas sin ningún problema lo puedan hacer. Muchas personas llegan a extremos con la evitación y pueden quedar recluidas en su hogar o inclusive en un solo cuarto.

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